* Contestación del libro “Bobos en el paraíso: ni hippies ni yuppies – un retrato de la nueva clase triunfadora”, de David Brooks

Reflexionando sobre los cambios por las cuales vienen pasando las sociedades occidentales, el sujeto contemporáneo, tiende a no tener identidades fijas, permanentes o esenciales que, sean además articuladas de modo necesariamente coherente en torno a un sí mismo unificado (Stuart Hall, 1995). A un sólo individuo puede corresponderle identificaciones múltiples y también identidades contradictorias y mutables que, van siendo articuladas narrativamente como eslabones de una cadena que se desarrolla a lo largo de las biografías y trayectorias.

Ese entendimiento, aunque fundamental, trae consigo algunos riesgos que, utilizando la expresión de Antonio Pierucci (1999), pueden ser entendidos como las “celadas de la diferencia”. En las sociedades occidentales contemporáneas, la defensa de la diferencia, aún cuando culturalmente producida, puede traducirse en derechos diferenciados que, en el límite, tienden a reproducir viejas formas de exclusión.

Si el estudio de las identidades sociales presupone el entendimiento de que ellas son socialmente construidas, múltiples y situacionales, es también importante recordar que raramente éstas se dan a observar en su estado “puro”, cual si estuviesen disociadas unas de las otras, y referenciadas alternativamente a género, etnia y clase social, y apenas mencionar los aspectos más conocidos del problema. Los actores sociales se clasifican – y son reconocidos – simultáneamente por sus identificaciones de edad, de sexo, etnia, entre otras, por así decir filtradas por su condición de clase. El mismo se aplica a las identidades referentes al espacio que, se podría denominar identidad de origen o localización. En las situaciones que permean la vida social lo que se observa, de hecho, son complejas fusiones de estereotipos y expectativas, en que, cuestiones de género, de clase y de etnia se entrecruzan, participando en la formación de vínculos entre las personas y de referencias compartidas de memoria y territorialidad.

Vanos en la playa se refiere a estos cambios ocurridos en la sociedad. Son los turistas que se desplazan, por ejemplo, hasta destinos exóticos, con poca infraestructura, para trascender una imagen desproveída de estereotipos, de la cultura homogénea de la clase media, pero también se refiere a los turistas que quieren disfrutar de lo mismo que encuentran en sus lugares de residencia, quieren espacios estandarizados.

La verdad es que a pesar de que el turismo tiene en cuenta y utiliza todas las tipologías de turistas y los segmentos derivados, se debe prestar atención a las tendencias sociales que empezaron a surgir.

Los cambios producidos desde el punto de vista del consumo retratan la nueva cultura del ocio, es decir, menos tiempo, mayor flexibilidad, viajes estructurados al gusto del cliente, entre otros.

(1)Vanos: viajeros ante ociotipos. Vanos en este trabajo adquiere un significado de “vacío”.

BIBLIOGRAFIA

BROOKS, D., (2000). Bubos no paraíso: burgueses e boêmios – a nova classe alta e como chegou lá. Rio de Janeiro: Rocco.

HALL, S., (1995). A questão da identidade cultural. Campinas: Textos Didáticos nº18, IFCH/UNICAMP.

PIERUCCI, A. F., (1999). As ciladas da diferença. São Paulo: Editora 34.

 
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